Escribir sobre “El sueño de la crisálida”, es escribir sobre un descubrimiento literario en el que las protagonistas, Patricia y Greta, son capaces de remover tu interior como pocas. Patricia, periodista en busca de esa historia que le devuelva la ilusión por su trabajo; y Greta, una monja con inquietudes, lesbiana, que no quiere dejar de servir a la comunidad religiosa, pero tampoco quiere dejar de descubrirse y amar. Una monja que sufre acoso dentro del convento.
Vanessa Monfort, la autora, consigue poner en debate asuntos algo controvertidos en la sociedad en la que vivimos. ¿Las religiosas, aparte de Dios, se enamoran de otras personas? ¿Puede una monja ser lesbiana?
La historia está contada en primera persona a través de Patricia, una periodista que se topa en un vuelo con la historia de su vida: la de Greta. Greta acaba de ser expulsada de su congregación religiosa por ser “rebelde”. Pero detrás de esa rebeldía hay mucho más: hay una historia de bullying, de superación personal, de amor; una historia que le devuelve a una vida que no conoce, a tener que empezar de cero en Madrid, con un nuevo trabajo y una nueva historia.
Greta es de esas mujeres con luz propia, que destaca solo por su mera presencia. Y eso causa la envidia y maldad de otras religiosas de su congregación, que quieren verla apagada y etiquetada como “una más”.
Vanessa Montfort sin quererlo pone sobre la mesa, aparte de los debates religiosos, una historia de acoso, que bien podría verse en un instituto o en cualquier parte. Greta tiene que enfrentarse a situaciones terribles que casi le llevan al suicidio. No es solo que la excomulguen, es también las habladurías que hacen que sus “amigas” le den la espalda y se vea totalmente sola y desamparada.
Durante la lectura, me metí tanto en la trama, que sentí la necesidad de abrazar a la protagonista. A veces, no somos capaces de saber el daño que hacemos con comentarios o comportamientos, dejamos que el egoísmo y la envidia se apodere de nosotros. El “yoísmo” del querer ser más que alguien y de compararnos.
Por otra parte, tenemos a la narradora de la historia, Patricia, una periodista que ha vivido tan inmersa en su trabajo que casi se pierde la vida. La historia de Greta le reconecta con la esencia de su profesión: dar luz a esas historias que nadie se atreve a contar. Es algo habitual, entramos en el bucle laboral y nos olvidamos del motivo que un día nos impulsó a querer perseguir un sueño.
En conclusión, El sueño de la crisálida es un libro que te atrapa de principio a fin, que no deja indiferente y con el que aprendes mucho. He disfrutado de esta lectura y, como periodista que soy, me he identificado una barbaridad con Patricia. Al fin y al cabo, todos tenemos en nuestro interior una pequeña crisálida esperando al momento de convertirse en adulta, alcanzar sus sueños y volar.