Volver a disfrutar de un terreno inexplorado en el que lo desconocido se vuelve tu mejor aliado para crear. Eso es lo que ha vivido David Otero (Madrid | 1980) durante estos meses hasta publicar su primer libro, titulado Precipicio al mar (Aguilar | 2019), una obra cercana y familiar en la que la paternidad es el eje cardinal del libro.
Lecturofilia. Después de tantos años en el mundo de la música, ¿cómo surge la idea de escribir un libro?
David Otero. Surge de casualidad, no era algo buscado. A veces, cuando algo surge sin más es más especial. Tengo la impresión de que cuando buscas algo con el objetivo muy puesto en eso, todo el estrés que conlleva afecta a la hora de desarrollarlo. Yo lo he vivido en la música.
Escribir es algo que he hecho siempre a lo largo de mi vida y nunca lo he dejado de hacer, no solo canciones, lo que ocurre es que nunca me lo había planteado como algo para compartir con los demás.
L. ¿Y cómo se llega a esa decisión de “voy a publicar un libro?
D.O. En una reunión sobre mi último disco, 1980, estuvimos analizando qué podíamos hacer con las canciones aparte del videoclip, la promoción… Teníamos varias ideas y una de las canciones más especiales del disco es Precipicio al mar, que habla de mis hijos.
En esa reunión, me plantearon el porqué no escribía algo más sobre esta canción. Estábamos Ana Gómez, que es la directora de marketing de este disco, y me comentó que ella estaba haciendo bastantes cosas con Penguim Random House. Fue entonces cuando Gonzalo Albert, que es el editor del disco, me lo planteó.
L. ¿No tuviste dudas?
D. O. En ese momento yo les dije que no sabía si tenía talento para escribir o no. Prefería pasarle a Gonzalo algunas cosas que había escrito y que opinara. Le envié unas 90.000 palabras entre ensayos, cuentos y otros escritos que había elaborado y me dijo que me veía capaz de hacerlo. Yo no me comprometí a escribir el libro, me comprometí a hacer una prueba de dos capítulos y ver lo que pasaba.
L. Y, ¿qué pasó cuando le envías esos dos capítulos?
D.O. Empecé a escribir. Yo sabía que tenía facilidad para hacerlo, no me trabo. Hice el principio del libro, se lo pasé a Gonzalo y me dijo “No pares ahora porque has cogido una buena ola. Sigue”. Así que seguí hasta terminarlo. Fue todo muy fluido.
Yo me analizo desde hace muchos años y una de las cosas que he hablado con mi psicólogo es que tengo que fluir con la corriente que tengo, si pienso demasiado suelo encontrar más dificultad. Este libro está escrito sin pensar en listas de ventas, en quién lo leerá, por qué… Me he sentido libre para hacer lo que quería.
L. ¿Era lo que necesitabas?
D.O. Después de 20 años de carrera musical, encontrar unas vacaciones activas, donde he encontrado un lugar donde me lo he podido pasar bien, donde he podido disfrutar de lo que me gusta, que es contar cosas, y encima percibo que a la gente, al editor y a mi familia les gusta… Eso es un éxito.
L. ¿Qué hay detrás de Precipicio al mar?
D.O. Detrás del título hay una canción que habla de un momento muy especial de mi hija. Ahí empieza todo. La primera vez que conectas con algo tan fuerte como ser padre, se te mueve tanto la tierra que tienes bajo, que te provoca un cambio radical.
En ese momento estábamos tocando con El Canto del Loco y recuerdo perfectamente cómo me cambió la perspectiva de lo que sentía en ese momento. En un primer momento estábamos muy enfocados en el negocio, en tener un grupo de éxito, en llenar, en vender, en el marketing… Y de repente, me di cuenta de que la vida es mucho más que eso, no era algo que iba a dejar e íbamos a seguir dándolo todo, pero también tenía una vida. Esa parte de la realidad me cambió mucho y le empecé a dedicar a la música el tiempo que yo creía necesario.
L. Eso que dices es muy importante…
D.O. Tengo la suerte de tener un público que me tiene cariño, hago trabajos y la gente les gusta, voy a ciudades y la gente viene… No es una cosa loca en la que haya una gran industria detrás, yo eso ya lo he vivido, ahora quiero disfrutar de la vida.
Con el libro me pasa lo mismo, me permite viajar, pero sé que el próximo fin de semana voy a poder estar en casa con mi familia.
L. Un libro en el que hablas de tu experiencia como padre, escrito pensando en tus hijos, ¿qué esperas de ellos cuando se hagan más mayores y lo lean?
D.O. Precisamente es eso. Mi objetivo era hacer un libro para ellos, para que dentro de quince años tengan la curiosidad de leerlo. Lo bonito de este libro es que está toda nuestra historia, de cómo empezamos todo el proceso de crear una vida, cómo lo vivimos mi mujer y yo, cómo sentimos la llamada de querer ser padres, cómo nos enteramos de la noticia, cómo lo compartimos, qué estábamos haciendo cuando llegaron al mundo…
Son cuestiones que a mí siempre me han intrigado y que he preguntado mucho a mis padres. Es muy interesante saber cuál es el origen de uno y eso es lo que les dejo en el libro.
L. En el libro hablas también de la desconexión, de entender que los hijos se hacen mayores y tienen que volar…
D.O. Tengo que hacerme a la idea, es un proceso y el libro es un análisis sobre esos procesos. No sé todavía a lo que me voy a enfrentar cuando llegue el momento, qué se van a encontrar ellos, qué me voy a encontrar yo. Ellos son libres de tomar sus decisiones y yo solo soy un apoyo y una consulta a lo que necesiten, pero no soy el que decide.
Eso lo hablo con mi hija. Cualquier cosa que le suceda, yo le doy mi visión de las cosas y ella tiene que elegir. Yo pongo en la mesa ciertos privilegios que les doy si van cumpliendo lo que yo considero que es necesario para la vida, como un rendimiento académico bueno. Mi objetivo no es que sean niños de Matrícula de Honor, sino que tengan el suficiente rendimiento académico para ser lo que ellos consideren. Yo he sido un fracasado escolar y si a mi profesora de literatura le dicen que iba a sacar un libro no se lo cree.
L. ¿Qué es más complicado escribir un libro o componer un álbum?
D.O. Por mi inconsciencia, escribir un libro, pero porque no sabía lo que era. Si ahora me dicen de escribir un segundo libro igual se equiparían las fuerzas, porque ya conozco el tiempo de desarrollo y todo lo que hay detrás.
L. ¿Qué queda del David Otero de los inicios de El Canto del Loco en este libro?
D.O. La esencia sigue siendo la misma. Me he encontrado siempre muy conectado a las tonterías de la vida y siempre ha tenido que ver con espacios en los que el éxito no ocupaba un primer lugar en mi vida. Todo lo que fuera sentarme con los colegas en un parque, tocar música en casa de un amigo por el mero hecho de tocar, ver una serie o pasear por una ciudad bonita que no conoces… Todo eso desde que me independicé con 18 años lo he realizado de la misma manera hasta hoy. Mi interés por la cultura, por el aire libre, soy una persona a la que agobia los espacios cerrados como los bares, las discotecas… Tengo mucha sensibilidad acústica y me agobio. Prefiero viajar, conversaciones en lugares sin mucho bullicio.
L. Una recomendación literaria.
D.O. Ahora estoy leyendo Atrévete a no gustar, de Ichiro Kishimi y Fumitake Koga.